📝 HISTORIA EN BREVE

  • Quitarle las garras a tu gato, procedimiento conocido como desungulación, es similar a amputar el último hueso de cada dedo tus pies, o cortar la punta de cada uno de tus dedos a la altura del nudillo
  • Extraer las uñas es una cirugía mayor, la cual podría tener complicaciones quirúrgicas, como una reacción a la anestesia, neumonía, sangrado, accidente cerebrovascular, paro cardíaco, daño a los nervios y muerte
  • Algunos gatos experimentan dolor crónico y daño a los nervios después de quitarles las garras, así como inflamación residual y dolor neuropático
  • Quitarle las garras podría provocar estrés emocional en los gatos, y generar cambios de comportamiento, como agresión y la eliminación inapropiada
  • Los rasguños no deseados podrían disminuir si los dueños les cortan las uñas de forma regular, les brindan juguetes interactivos, acceso seguro al aire libre y entrenamiento de refuerzo positivo

🩺 Por la Dra. Karen Shaw Becker

Quitarle las garras a los gatos es peligroso, doloroso y podría generar problemas de comportamiento. Es por esto que cada vez más estados de Estados Unidos, prohíben esta práctica. El procedimiento, conocido como oniquectomía, es similar a amputar el último hueso de cada dedo del pie, o cortar la punta de cada uno de los dedos a la altura del nudillo. En 2019, Nueva York se convirtió en el primer estado en prohibir esta práctica.

Y el 1 de octubre de 2022, Maryland hizo lo mismo, e Illinois presentó una ley para prohibir este procedimiento. Sin embargo, muchos países, como Australia, Inglaterra, Francia, España y Suecia, ya prohibieron esta cirugía, porque es inhumana y, por lo general, innecesaria.

Principales riesgos de la oniquectomía

La oniquectomía o desungulación es una cirugía mayor, la cual podría tener complicaciones quirúrgicas, como una reacción a la anestesia, neumonía, sangrado, accidente cerebrovascular, paro cardíaco, daño a los nervios y muerte. Debido a que afecta las patas, también podría presentarse una infección después de la cirugía, ya sea por caminar o usar la caja de arena.

Pero, incluso si tu gato sale con éxito de la cirugía, podrían presentarse otros riesgos. Este procedimiento suele ser muy doloroso, por lo que tu gato tardará un tiempo en recuperarse. Además, algunos gatos experimentan dolor crónico y daño a los nervios después de quitarles las garras, así como inflamación residual y dolor neuropático.

También existe el riesgo de que queden fragmentos óseos, lo que podría provocar más dolor, en especial dolor de espalda. El dolor podría provocar cojera o problemas para caminar. De acuerdo con un comunicado de prensa del gobernador de Nueva York, "después de que se quitan las garras, los gatos suelen cambiar su forma de caminar, así como la manera en que distribuyen su peso, lo que favorece la tensión en las articulaciones de las patas y la columna vertebral, y podría provocar artritis prematura y dolor prolongado de espalda y articulaciones”.

Si eso no fuera suficiente, las cicatrices podrían afectar el movimiento de los dedos, hasta el punto de necesitar otra cirugía para restaurar la función de las extremidades. Incluso, existe un caso de cáncer de hueso relacionado con la oniquectomía, por lo que los investigadores llegaron a la conclusión de que esto podría ser un efecto secundario:

“Es posible que el trauma de la amputación parcial de P3 durante la onicectomía, haya favorecido el desarrollo del osteosarcoma. La oniquectomía mediante la amputación parcial de P3, podría generar una transformación maligna”.

También podrían presentarse cambios de comportamiento. Rasguñar es un comportamiento natural y saludable en los gatos. Esto lo hacen para estirarse, quitarse la cubierta externa de la uña y para marcar su territorio. La oniquectomía podría afectar ese comportamiento innato. Aunque muchos gatos continúan rasguñando después de que les quitan las garras, tal vez no lo sientan tan satisfactorio, lo que podría generar estrés emocional.

Una investigación publicada en el Journal of Feline Medicine and Surgery, demostró que los gatos a los que se les quitaron las garras tenían mayor probabilidad de morder, y aquellos a los que les quedaron fragmentos óseos podrían experimentar eliminación inapropiada, problemas de comportamiento ocasionado por el dolor, incomodidad debido a la cirugía e incluso ser más agresivos.

Consejos para manejar el problema de los rasguños

Un estudio demostró que el 58 % de los dueños de gatos mencionaron que su mascota rasguñaba de "manera inapropiada". Por suerte, la mayoría prefería proporcionarle objetos o superficies para que su gato rasguñara, en lugar de llevarlos a un refugio o quitarles las garras.

El estudio encontró que los problemas de rasguños eran menos comunes con los dueños de felinos que les brindaban juguetes interactivos a sus mascotas, acceso seguro al aire libre y entrenamiento de refuerzo positivo, y que también restringieron el acceso a las cosas que no querían que rasguñaran. La mejor recomendación para que tu gato rasque donde tú quieras, como un rascador, es tener más rascadores que gatos.

Por lo tanto, si tienes dos gatitos en casa, lo mejor es tener tres superficies para rascar. A muchos gatos no les gusta compartir el objeto que rasguñan. Puedes frotar un poco de hierba gatera orgánica en el rascador, y acariciar a tu gato cada vez que lo use.

Asegúrate de que el rascador esté en un lugar que le guste a tu gato, y tenga una variedad de superficies, como alfombras y postes cubiertos de sisal, y que estén alineados de forma horizontal y vertical. Algunos gatos también disfrutan rasguñar madera, tela o cartón.

Si tu gatito rasguña algún lugar que no debería, puedes usar diferentes materiales para disuadirlo, algunas opciones son el papel aluminio, la cinta adhesiva de doble cara e incluso globos inflados. Otra opción es rociar aceite esencial de limón en los lugares que no quieres que rasguñe, ya que a la mayoría de los gatos no les gusta el aroma de los cítricos.

También recuerda cortarle las uñas de forma regular. Yo le recorto las uñas dos veces al mes, lo que disminuye el daño cuando rasguña, e incluso podría hacer que rasguñe con menos frecuencia, ya que las uñas no están afiladas.

Si todo lo demás falla, ponerle tapas de uñas también podría funcionar, pero en la mayoría de los casos, si le proporcionas lugares apropiados para rascar, le enseñas a no rasguñar donde no debe, y si le cortas las uñas con frecuencia, no tendrás problemas. Recuerda que el objetivo no es que tu gato deje de rasguñar, es enseñarle a rasguñar en los lugares apropiados.