📝    HISTORIA EN BREVE 

  • Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Eötvös Loránd de Hungría analizó cómo responden distintas razas de perros domésticos a los aullidos de los lobos
  • Descubrieron que las llamadas razas antiguas son más propensas a aullar en respuesta a grabaciones de aullidos de lobo, mientras que las "razas modernas" son más propensas a ladrar
  • Los perros que aullaron en respuesta a los aullidos de los lobos mostraron comportamientos relacionados con el estrés, como lamerse el hocico, orinar o temblar
  • Los machos castrados aullaron con más frecuencia en respuesta a los aullidos de los lobos que los machos que no se habían sometido a ningún procedimiento

Investigadores del Departamento de Etología de la Universidad Eötvös Loránd de Hungría (ELTE) se propusieron responder algunas preguntas sobre cómo reaccionan los perros domésticos a los aullidos de los lobos. ¿Algunas razas son más propensas a responder con aullidos? ¿esas razas son más cercanas a los lobos en términos genéticos?

Los resultados de su fascinante estudio se publicaron hace poco en la revista Communications Biology.

Algunos perros (solo algunos) aúllan en respuesta a los lobos

Entre los miembros de la comunidad canina salvaje, en este caso, los lobos, aullar es una forma de comunicación muy extendida. Aúllan para hablar a larga distancia con otros, marcar límites territoriales y determinar la ubicación de otros lobos que les responden con aullidos.

Sin embargo, cuando se trata de nuestros compañeros caninos, la cuestión de los aullidos se vuelve un poco más compleja. Por ejemplo: los perros de trineo que son parecidos a los lobos se consideran “aulladores fuertes”, es decir, lo hacen mucho, a menudo sin ninguna razón real, como en respuesta a las sirenas, las campanas o la música. Sin embargo, otros perros de trineo prácticamente nunca aúllan, aunque pueden hacerlo.

El equipo de investigación de ELTE midió la similitud genética con los lobos (también conocida como “distancia genética”) de 68 perros de raza pura, para lo cual se reprodujeron grabaciones de aullidos de lobo y se observaron sus reacciones. Los experimentos se llevaron a cabo en un laboratorio de comportamiento y los resultados revelaron que las razas antiguas (razas más similares a los lobos en términos genéticos) tenían más probabilidades de responder a las grabaciones con sus propios aullidos.

La respuesta de las razas con un parentesco más lejano con los lobos ("razas modernas") es ladrar en lugar de aullar. De acuerdo con Fanni Lehoczki, autora principal del estudio, si bien la mayoría de las razas tienen la capacidad de aullar, el comportamiento parece haber perdido su funcionalidad en algún momento debido al cambio en el entorno social.

Los investigadores creen que esto también podría sugerir que las razas antiguas responden a los aullidos porque tratan de comunicarse con los lobos, mientras que las razas modernas intentan comunicarse con sus dueños.

Los dingos, que son una especie canina que se alejó de los perros domésticos por motivos evolutivos hace unos 8 000 años, son conocidos por aullar para encontrarse, igual que los lobos. 

Cuando los perros les aúllan a los lobos significa que tienen estrés

De acuerdo con Tamás Faragó, investigador postdoctoral y autor principal del estudio:

“Además, descubrimos que las razas que aúllan más también presentan más conductas relacionadas con el estrés [lamerse el hocico, orinar o temblar] en esta situación. Suponemos que las razas más antiguas, más próximas a los lobos desde el punto de vista genético, pueden procesar la información codificada en los aullidos de los lobos mejor que las razas modernas. Así pues, las razas antiguas de nuestro estudio podrían estresarse al inmiscuirse en el territorio de una manada y utilizar el aullido para evadirse, al igual que hacen los lobos".

Los perros jóvenes, sin importar la raza, respondieron con alguna forma de aullido al escuchar los aullidos de los lobos, lo que sugiere que la mayoría de los perros de todas las razas son capaces de hacerlo. Pero cuanto más emparentado estaba un perro adulto con un lobo, más probable era que aullara en respuesta a un aullido de lobo. Tamás Faragó prosigue:

"Resulta interesante que este efecto genético sobre los aullidos solo se produzca entre los perros de más edad (>5 años), por lo que un efecto de la experiencia o de la personalidad relacionado con la edad puede ser una explicación posible. De acuerdo con nuestra hipótesis de que los aullidos que aparecen con un mayor nivel de estrés son una reacción de miedo, es posible que los perros de mayor edad sean más temerosos, lo que ya sugerían estudios anteriores, pero estas especulaciones requieren más investigación".

Los machos castrados aúllan con más frecuencia

Además de la raza y la edad de los perros, el equipo de ELTE también analizó el efecto de otras características como el sexo y el estado reproductivo.

“Lo que descubrimos es que algo está sucediendo con las hormonas sexuales masculinas, ya que no hay diferencia entre hembras intactas y castradas, pero los machos castrados sí se comportan de manera diferente a los que no se han sometido a ningún procedimiento", explicó Fanni Lehoczki. 
“Los machos castrados, que carecen de testosterona, aúllan más en respuesta a las [grabaciones]. Como se sugiere que los machos castrados son más temerosos, este resultado puede coincidir con nuestros hallazgos sobre la capacidad de respuesta y el comportamiento de mayor estrés. Por eso, el aullido del perro puede significar 'tengo miedo, no te acerques'". 

Esto sugiere que los factores ambientales y sociales podrían seguir jugando un papel más importante que la genética para determinar el comportamiento vocal canino, explican Fanni Lehoczki y su equipo. Este es el primer estudio que investiga los aullidos de los perros domésticos en respuesta a los aullidos de los lobos de manera específico. Los resultados apoyan la hipótesis de que la domesticación y la cría selectiva por parte del hombre modificaron de manera radical el repertorio vocal de los perros, así como su capacidad para percibir los aullidos y producirlos.