📝 HISTORIA EN BREVE
- El SII y la EII en las mascotas provocan síntomas similares, tales como fatiga, flatulencia, diarrea y vómitos. El SII es una inflamación intermitente, mientras que la EII es crónica y puede provocar problemas de salud más graves
- Entre las causas de los trastornos digestivos en las mascotas se encuentran el estrés, intolerancias alimenticias, falta de fibra, una actividad anormal del intestino y posibles factores genéticos. Ciertas razas caninas podrían tener una mayor predisposición a sufrir problemas gastrointestinales
- Los síntomas habituales del SII y la EII en las mascotas son diarrea, estreñimiento, dolor estomacal, náuseas y distensión abdominal. La EII también puede causar pérdida de apetito, fatiga y una pérdida de peso inexplicable
- Diagnosticar el síndrome del intestino irritable en las mascotas puede ser todo un desafío y es posible que tome mucho tiempo, ya que requiere descartar otras afecciones con síntomas similares mediante diversas pruebas, como análisis de sangre y de heces
- El tratamiento de los trastornos digestivos en mascotas implica colaborar con un veterinario para desarrollar un plan integral que incluya cambios en la alimentación, suplementos probióticos para promover la salud intestinal y, si es necesario, enzimas digestivas para controlar la inflamación
¿Tu mascota parece otra últimamente? Si parece fatigada, tiene menos energía y presenta síntomas como flatulencias, diarrea o vómito, es posible que el problema sea interno.
Una condición común que suele pasar desapercibida para la mayoría de los dueños de mascotas es el síndrome del intestino irritable (SII). Sin embargo, este síndrome suele confundirse con la enfermedad del intestino irritable (EII), que es un tipo diferente de trastorno digestivo.
En este artículo, analizaremos las similitudes y diferencias entre estas dos afecciones y lo que puedes hacer para aliviar el malestar digestivo de tu mascota.
Diferencias entre el EII y el SII
La mayoría de las personas suelen confundir la EII y el SII. Esto no es una sorpresa, ya que suelen causar los mismos tipos de síntomas en las mascotas. No obstante, existe una distinción significativa entre estas condiciones.
En esencia, el SII, también llamado "síndrome del estómago sensible", es una enfermedad intermitente. Se produce cuando hay una inflamación en el sistema digestivo de tu mascota que aparece y desaparece. Por otro lado, la EII es una versión “avanzada” del SII. Esto ocurre cuando la inflamación en el intestino o el tracto digestivo se vuelve crónica, lo que significa que no desaparece.
Piénsalo de esta manera: si tu mascota tiene síndrome del intestino irritable, pero no lo tratas, progresará a una enfermedad del intestino irritable en toda regla.
La inflamación persistente provocada por la EII daña el revestimiento del tracto digestivo y evita que los alimentos se digieran de manera adecuada. La EII también puede provocar otros problemas de salud, ya que puede dificultar la absorción de nutrientes.
Causas y factores de riesgo del SII y la EII
Existen varias causas diferentes que pueden provocar malestar digestivo en las mascotas. Puede producirse como respuesta al estrés ante determinados acontecimientos o debido a una intolerancia alimenticia, lo que significa que su intestino no responde bien a ciertos alimentos.
Algunas mascotas que carecen de fibra también padecen SII. Los movimientos inusuales en el intestino grueso y los cambios en la forma en que los nervios controlan las funciones del intestino grueso también pueden intervenir en el desarrollo de problemas digestivos.
De acuerdo con el American Kennel Club, también podría haber un componente genético en el malestar digestivo, aunque todavía se desconoce. Sin embargo, esto es muy posible, ya que ciertas razas caninas están más predispuestas a sufrir problemas gastrointestinales.
Por ejemplo, los boxers tienen una mutación genética que reduce su capacidad para matar la bacteria E. coli. También se dice que los pastores alemanes, los perros de raza Lunde Hund noruego, los bulldogs franceses, los rottweilers, los basenjis y los yorkshire terriers tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas gastrointestinales que otras razas.
Cuando el sistema inmunológico de una mascota no funciona de forma óptima, puede aumentar el riesgo de que desarrolle problemas gastrointestinales. Tomar antibióticos, lo que altera el equilibrio de bacterias buenas y malas en el sistema digestivo de tu mascota, también puede ser un factor de riesgo.
Síntomas del síndrome del intestino irritable en perros y gatos
Los síntomas de malestar digestivo en perros y gatos suelen ser similares. La diarrea intermitente pero constante, el estreñimiento o la expulsión de pequeñas cantidades de excremento y mucosidad son algunos signos comunes del SII. Otros síntomas comunes son dolor estomacal, náuseas, distensión abdominal y vómito.
En cuanto a la EII, los síntomas suelen ser los mismos. Sin embargo, también puedes notar indicios como falta de apetito, fatiga y poca energía, así como una pérdida de peso inexplicable, aunque el animalito tenga hambre con frecuencia.
Si aparecen síntomas como estos, lo mejor es llevar a tu mascota al veterinario para que le den un diagnóstico adecuado. El veterinario puede realizar pruebas como análisis de sangre y de heces. Es posible que tarde un tiempo en confirmarse que tu mascota padece SII, ya que se trata de un diagnóstico de exclusión, lo que significa que primero deben descartarse todas las demás afecciones con síntomas similares, como los parásitos intestinales, la colitis inflamatoria, el cáncer de colon y las infecciones bacterianas o por hongos.
Cómo abordar los problemas alimenticios en las mascotas
Una vez que el veterinario haya confirmado que tu mascota padece SII o EII, deben colaborar para crear un protocolo exhaustivo que ayude a abordar los síntomas y los problemas de alimentación, así como a darle los suplementos necesarios.
Una de las estrategias más importantes es volver a nutrir el intestino de tu mascota con bacterias buenas mediante un probiótico de alta calidad. Esto ayudará a protegerla contra patógenos extraños y estimulará la respuesta inmunológica. Las enzimas digestivas y otros nutracéuticos también pueden ayudar a frenar la inflamación intestinal y a controlar los síntomas.
Alimentar a tu mascota con una dieta blanda también puede ser necesario, dependiendo de sus síntomas. La carne molida de pavo, la calabaza pura enlatada (no el relleno de calabaza) y las batatas cocidas son algunas de las mejores opciones. También debes evitar darle premios y bocadillos del supermercado. También es una buena idea darle una alimentación a base de proteínas novedosas, ya que algunas fuentes de proteínas (como el pollo, la carne de res y los huevos) pueden desencadenar respuestas alergénicas en las mascotas.
Es importante que tu mascota tenga un suministro constante de agua potable fresca, de preferencia filtrada y sin cloro ni flúor. Puedes animarla a beber más colocando unos cuantos tazones de agua por la casa o con una fuente de agua para mascotas. Considera agregar caldo de huesos a su comida.
Asegúrate de darle a tu mascota un suplemento de fibra para ayudar a que sus funciones digestivas se desarrollen sin problemas. Algunas de las mejores fuentes son la cáscara de psyllium en polvo, las verduras de hoja de color verde oscuro molidas, el aceite de coco y la fibra de acacia.
Consejos para dueños de mascotas con EII
Reducir la exposición de tu mascota a factores estresantes (por ejemplo, ruidos fuertes o invasión de su espacio personal) o encontrar formas de calmarla cada vez que se produzcan acontecimientos estresantes puede contribuir en gran medida a tratar los trastornos gastrointestinales. El estrés contribuye en gran medida a desencadenar trastornos digestivos en las mascotas, ya que desencadena la norepinefrina, la hormona de la lucha o la huida, que puede alterar las bacterias intestinales e interferir en la motilidad del tracto gastrointestinal.
Si tienes una mascota a la que le diagnosticaron EII, recuerda que se trata de una enfermedad de por vida que no tiene cura, aunque puede controlarse. Para que tu mascota tenga una vida cómoda y feliz, ten presente estos consejos:
- Realiza un seguimiento de sus síntomas en un diario: esto le ayudará a identificar posibles desencadenantes. También puedes compartir esas notas con el veterinario para que pueda realizar un seguimiento del progreso de tu mascota.
- Llévala a revisiones regulares: esto ayudará a identificar los episodios de forma temprana y ajustar el tratamiento si es necesario.
- Ten paciencia: al igual que en los humanos, el manejo de la EII en las mascotas suele requerir prueba y error. Puede tomar algún tiempo encontrar la combinación adecuada de alimentación, suplementos y protocolos de tratamiento que le funcionen.